Saturday, May 13, 2006

LAS MASCARAS DE LA CENSURA



CURADURIAS TERCERMUNDISTAS
Y LAS MASCARAS DE LA CENSURA


El término curador proviene del inglés -curatorship- y se refiere al Conservador o encargado del museo. En castellano curador o comisario es aquella persona que cuida algo. La ambigüedad etimológica del término lleva a que sea una profesión extraña para el común de la gente.

Que un curador en pleno siglo XXI ejerciera también de censor es algo que no esperábamos o al menos no intuíamos hace diez años atrás. La cosa se ha complicado desde que estos antiguos mayordomos han usurpado el poder y han desplazado a los críticos de arte. Hoy día parece ser cosa normal, sobre todo en países como Colombia en donde esta especie hace carrera a la sombra de una burocracia cada vez más parcializada políticamente. Ya se sabe desde algunos años hacia acá, que este tipo de especimenes: híbridos de filósofos-estetas-comunicadores-politiqueros y manipuladores, son los que se vienen imponiendo en algunos circuitos tercermundistas de las artes.

La sociedad atrasada con clases políticas corruptas y grandes desigualdades e injusticias sociales, ha querido encasillar a los artistas, domesticarlos, de ser posible neutralizarlos. El enfermero del psiquiátrico de las artes, el que aplica los sedantes al igual que la camisa de fuerza –cuando no la mordaza y el electroshock–, sobre los cuerpos extraños del art brut, (léase artistas no que encajan) es: el curador.

En los finales del XIX y albores del siglo pasado, los eslabones perdidos de esta ralea, fueron los que dejaron por fuera de los salones oficiales de las artes a los cubistas, a los impresionistas, y a los surrealistas; los que mantuvieron a raya a ciertos genios de espíritu libre como Gauguin y un Cezanne, más tarde a un Duchamp . Pero todavía no tenían el poder que han alcanzado en el presente, todavía el artista era el creador y con su obra se batía solo frente al mundo. Los curadores Eran una especie menor –por decirlo de algún modo–, que medraba a la sombra del talento, en complicidad con marchantes y dealers, Escritores mediocres y Baronesas ninfomaniácas.

Muchas décadas después llegaron los comisarios, que como lo designa su nombre, trataban de imponer orden dentro del convulsionado y polémico condado de las artes. Entre ellos, unos más liberales que otros, fueron tomando peso y ganado mucho dinero. A veces eran políticos mediocres de tercera fila, que de un momento a otro recibían como premio a su trabajo de partido en el poder, la prebenda de la custodia de un museo, de una galería oficial, y hasta un ministerio de la cultura.

Esta muy claro que existe una gran diferencia entre los curadores que irrumpieron en las décadas de los años 60, 70, 80, 90 en Europa, al estilo de Harald Szeemann el investigador y curador suizo quien impuso las corrientes del arte conceptual, y que colocó sobre la palestra nuevas manera de ver y contemplar el arte. Que decir de: Achile Bonito Oliva. Comisario en Módena.1982. Quien lideró las propuestas de la transvanguardia en donde por cierto se rescataron y reivindicaron varios pintores importantes tales como: Mimmo Paladino (1948), Francesco Clemente (1952), Enzo Cucchi (1950), Nicola de Maria (1954), Sandro Chia (1946). -Controversial y complejo, más tarde devino en una especie de genio perverso del bussines art-. O de: Jean Hubert Martin. 1989. “Los magos de la tierra”. París. Esta muestra inauguró la época de las grandes exposiciones multiculturales, que durante la década siguientes se plantearon como formas de debate y dialogo permanente entre las diversas culturas. Podemos mencionar tambien a: Dan Cameron 1994. “Cocido y crudo”. Madrid. Producida por el Centro de Arte Reina Sofía, esta muestra reunió obras de 54 artistas de 26 países, dentro de la misma línea de la anterior, pero con signos radicales más universales; y esto solo para contar unos cuantos y unas cuantas exposiciones antológicas que marcaron nuevos rumbos a las artes contemporáneas.

Estas curadurías buscaban dar expresión a nuevas corrientes y vanguardias estéticas, curadores-pensadores que escribieron libros y tratados de arte, confrontaron el gusto oficial y establecieron modelos contraculturales en los adocenados circuitos del momento, incluso llegaron a cuestionar los museos como únicos establecimientos en donde se podía presentar el arte. No se pueden comparar naturalmente, desde ningún punto de vista –comenzando por el económico– con lo que sucede en Colombia; pero lo que se quiere es llamar la atención sobre el espiritu rupturista y la función investigativa, critica y exploratoria de estos señores, abanderados en la producción y exhibición de nuevas propuestas contra corriente, contrastando con lo que vemos especialmente en nuestro país, Colombia.

Los nuestros, (curadores-censores) hábiles diletantes y culebreros -como se les dice muy acertadamente en nuestras regiones agrarias-, tratan de sentar cátedra apunta de señalamientos y censuras (Hasta el día de hoy no se conoce ninguno de los escritos, o tésis de las curadurías regionales para el ultimo salón nacional 2006. y muy pocas de los anteriores). El curador o los curadores –legión este caso– tratan de darle un barniz científico al menos científico de todos los discursos humanos: el arte (en sus alocuciones; por que sus escritos como lo dije anteriormente, brillan por su ausencia). Suavizar los mensajes y edulcolorarlos, darles un aire de filosofia light que no moleste sus patrocinadores es decir: El Estado y algunas multinacionales como la coca-cola company. Expertos en deslizar los discursos ásperos y filtrarlos hacia campos ideales de estética brumosa, en donde no existe la guerra ni el conflicto. Tamizar las expresiones duras a través del cedazo del lenguaje, exfoliar los árboles robustos y agrestes para tratar de convertirlos en coreografías vegetales de jardín, sin savia, sin fuerza, sin color. Dejando eso si, paso, solo a expresiones de algunas vedettes que se prestan a la charlatanería. Por ello, su cercanía con los agregados de ciertas instituciones culturales se les hace práctica obligada y el intercambio de prebendas con algunos manzanillos, oficio cultivado y refinado a medias, por la falta de tiempo e ilustración. Muchos de ellos (los curadores) redondean sus ingresos haciendo un lobby de altura para sus partenaires y protegidos, ante los estamentos oficiales y las embajadas; cuando no, escribiendo panegíricos para las vacas sagradas del templo y algunos de sus predilectos de alcoba.

Los curadores en Colombia lucen trajes demimonde para llamar la atención, buscan ser el centro de atención, del que han desplazado con miles de argumentos seudo-filosóficos a los verdaderos creadores. Esos llamativos trajes, dejan ver sus costuras y la tela brillante y barata de la que están hechos. Terminan bailando en el carnaval de las artes muy entrepiernados con los burócratas, las reinas de belleza y los generales.

Cuando uno de los artistas por ellos seleccionados, no marcha con sus criterios, cuando se sale del rebaño buscando fuentes frescas donde saciar su sed de expresión y cae en desgracia, cuando grita frente al aire enrarecido del tinglado de la farsa; tratan de silenciarlo argumentando todo tipo de subterfugios. Algunos dirán: –censuras ya no existen, menos en sociedades “democráticas”– como la nuestra. Y es precisamente en estas circunstancias en donde se hace necesario el papel del curador; especie de inquisidor culterano y con un barniz de estética pop que oculta, como el maquillaje de las prostitutas las cuarteaduras y cicatrices adquiridas por tanto intercambio y fornique cultural. En última instancia, el que se encarga de apartar del rebaño a las ovejas negras, (que no son precisamente alérgicas a la lana) y llevarlas al matadero, es el curador-censor.

No estoy afirmando que todos los procesos curatoriales tienen estas características, pero en nuestro país, esta tendencia se hace cada vez más evidente, en la mediad que el Ministerio de la Cultura se ha convertido en una especie de aparatich de la política del gobierno uribista, para desgracia de la sociedad y de los artistas honestos que esperan durante años una subvención que nunca llega. Desde ahora y con todo respeto les digo: ¡ilusos! no esperen nada si han tomado la senda de la independencia y la honestidad. Todo el presupuesto va dirigido a promover un tipo de actividades en donde: critica, control ciudadano y voces de protesta, parece ser eliminados del pensum. Como en todas las democracias aberradas y deformadas por las políticas autoritarias y los feudalismos retrógrados, las oficinas gubernamentales de la cultura se convierten en nidos de censura y mordaza, además de fuente de botín en donde se reparten las prebendas para los leales al régimen.
En épocas de campañas políticas –que en Colombia cosa rara, son todos los años– los funcionarios del establecimiento, desvían recursos importantes hacia esas actividades proselitistas y es por esto que su labor queda desvirtuada y puesta en duda. Ejercer de curador al servicio del establecimiento o pretender serlo en los albores del XXI en un país como Colombia en donde la cultura esta contaminada por la politiquería, significa secreta vocación para ejercer de inquisidor. Sin ella no se puede prosperar, ni participar de los circuitos convocados por el estado. Esto es algo que causa repugnancia a muchos sectores independientes de las artes, –los que no viven de las subvenciones–; pero que le va de maravillas a los que por educación y filiación cultural consideran natural este tipo de prácticas versallescas.

En los tiempos del imperio, el discurso autoritario ha perneado las conciencias de algunos intelectuales y al final han declinado para servir de policías mentales y estéticos al servicio del establecimiento. Como una cofradía del pensamiento “dique”, se unen, traban alianzas por debajo de escritorios y se confabulan pretendiendo en vano silenciar la corriente de las voces del descontento, el librepensamiento y bloquear el accionar de los artistas comprometidos con su oficio, con la sociedad y sus ideas. Ignoran que La libertad de expresión artística no puede ser silenciada a menos que su accionar de trapisonderos y correveydiles se aúne directamente con los cuerpos del señalamiento, la vigilancia y la represión en Batraxia (léase país donde se premia a los corruptos, los batracios y a los criminales). El artista en estas horas del día y en estas fechas calendario de la historia, solo tiene un compromiso; el compromiso con su libertad de expresión y su verdadera práctica artística frente a la sociedad. Si esta su verdad, y esta su libertad, es perseguida, mutilada, deformada y boicoteada por la secreta alianza entre curadores, politiqueros y burócratas, mejor. Ya lo decía Nietzsche en su “Arte de filosofar a Martillazos”: ¡Lo que no me aniquila, me fortalece!.

Eso le paso al colectivo “Griffos de NNeoNN”. En el año 2006. Pasaron la selección a un salón regional con la obra “70 %”, -obra que coloca en duda las estadísticas favorables al establecimiento-. Después de ser presentada en diferentes espacios culturales, fue censurada por una pequeña cofradía de filósofos, diletantes e intelectualoides que se hacen llamar: “Ágora Lep”. Camarilla de oportunistas improvisados que tratan de influir con su accionar en las actividades de las artes en la región del eje cafetero. Con su patente-logo de corso: “AGORA LEP” –un escudito diseñado con lapicero de tinta, por una adolescente nerviosa sobre un pupitre rayado– Este curioso capitulo dentro de las artes del Eje Cafetero colombiano, y que dirige el señor: Mauricio Vasquez, tiene mucho que ver con la labor de sirvientas floretineras que ejercen algunos amantes de las artes en nuestro eje. Síntoma claro de una decadencia crítica frente a la mesocracia que maneja todo a punta de dedo y mordaza. Que de Manizales viniese el colectivo de marras, no es nada nuevo. De esa ciudad han venido por igual iluminados anarquistas y librepensadores brillantes; excelentes artistas, y poetas de pluma certera (utilizando afortunadas expresiones del grecoquimbayismo); que amanerados sodomitas vestidos de levita y bastón en mano. Ciudad pacata, timorata y rezandera por antonomasia, Manizales constituye dentro del capitulo de las artes en el eje, el bastión de la clerecía y en ella ejercen no pocos de estos monaguillos que reparten incienso en genuflexa posición, buscando medallitas y cartoncitos de las feudalías y las bandas burocráticas, quienes a su vez ejercen derecho de pernada, sin protección y con violencia sadomasoquista, sobre estos colectivos.

Los cortesanos, recién egresados de universidades en donde lo único que aprendieron, pareciera ser, un afán de acomodo y adaptación rápida, buscando puesto; reptan sobre la estructura politiquera de la región, a punta de zalamerías y conventillos de mutuo elogio, se han venido erigiendo en nada menos que curadores y árbitros de las artes. En alianza con algunos mayordomos de museos como el señor Jairo Bochornoso Franco y el silencio cómplice de algunos “artistas” que prefieren no manchar sus chaquetas por temor a no salir en la foto del cóctel, estos “curadores-censores” han tratado, y tratarán de tomar posiciones criticas importantes, con vista al futuro de las expresiones artísticas en nuestra región.

No soy de los invoco regionalismos, –nunca me han gustado, si en alguna oportunidad los he mencionado, es para desacreditarlos y con humor negro devaluarlos–. Pero como he sido victima de ellos, por funcionarios que vienen a estas ciudades desde capitales en donde se han agitado las banderas de nuevos regionalismos y han logrado poner de moda en el ambiente esa cosa maluca de: "Es que tu eres de". Me he visto censurado y obstaculizado por provincianos de todas las layas y de todos los rastrojos genealógicos. No me queda más remedio que buscar sus raíces y señalar sus fuentes. En días pasados el mayordomo Bochornoso Franco envio al ministerio de la cultura un e-mailito-sartal-de-mentiras en donde decía entre otras cosas(como que el museo de arte Moderno de Pereira, había pagado los servicios de proyeccion de video, que Griffos de NNeoNN habia contratado para 70%).
-Tengo en mi poder el certificado de pago, con dinero que salio de nuestro bolsillo-. Me critica por inscribirme en el salón regional si no vivía en: x ciudad. Cosa que para tal efecto no era necesaria. Y así por el estilo.
Mientras individuos como estos, sigan manipulando las propuestas culturales de la region del eje cafetero, los artistas independientes seran boicoteados y censurados.

Muchos dirán y entonces ¿para qué participar en dichas actividades?
La respuesta que se me ocurre es sencilla; una respuesta de testarudo malatesta, de poeta oscuro y molesto, de anarquista fauve : para poder opinar, para poder expresar aun sin garantías, para romper las mordazas y las trabas a la libre expresión. El debate ha sido y será una forma de dinamizar las ideas en el campo de las artes. Estos debates y discusiones se han dado de los comienzos de los primeros salones europeos y americanos y se seguirán dando hasta que estos mismos, por la evolución o decadencia de las sociedades desaparezcan.
Como diría Laurie Anderson la talentosa poetisa, pintora y violinista norteamericana: en el futuro el arte será como el vudú, más una toma de conciencia del mundo que una manera particular de expresión. Pero mientras tanto… No callar ante las censuras veladas y directas es una forma de accionar artístico, una forma de situacionismo militante en la armada del hombre libre. En un mundo cultural como el nuestro en donde la política-guerra-censura parece tener la ultima palabra, solo queda el grito de los artistas independientes.
Omar García Ramírez

3 Comments:

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